Nicolás, de Bahía Blanca en Argentina, y nuestras interminables tertulias políticas, viajeras y religiosas en las noches de navidad en Jerusalem y en Damasco. !!Cuantas risas pasamos juntos!!
martes, 6 de septiembre de 2011
Epilogo, la reflexión final del viaje.
Nicolás, de Bahía Blanca en Argentina, y nuestras interminables tertulias políticas, viajeras y religiosas en las noches de navidad en Jerusalem y en Damasco. !!Cuantas risas pasamos juntos!!
martes, 26 de julio de 2011
El irremediable destino de la huertanica.
La estancia en Francia fue de una placidez y una comodidad absoluta, hasta que ocurrió lo inevitable. Estábamos acampados en el cañón del Verdun, en un camping estupendo con un montón de espacio a nuestro alrededor, y sin apenas gente, cosa muy difícil pero que a veces en los campings municipales de Francia, más austeros que los privados, se da.
Regresábamos de comprar unas cosas para la comida de los próximos 3 días, ya que el camping se encontraba alejado. Y entonces conduciendo en la belleza de las rutas estrechas y maravillosas del cañón, nos vino en sentido contrario una furgoneta de reparto a toda velocidad en una curva, que nos obligó a esquivarla, y lo hicimos, la furgoneta se dio a la fuga. El problema es que delante de nosotros iba un Mitsubishi 4 por 4, antiguo, con una viga de hierro en la defensa trasera y una bola de remolque que sobresalía medio metro, e inexplicablemente una vez esquivada la furgoneta, frenó en seco deteniéndose en medio de la curva. Nuestra huertanica frenó, pero inevitablemente se dio de bruces contra él, un golpe aparentemente inofensivo, que iba a ser su sentencia de muerte.
El golpe, nos rompió el radiador, el faro izquierdo, abolló el capó y rompió el plástico frontal, una reparación que en España nos podía costar unos 2000-3000 euros. Nosotros compramos la huertanica hace año y medio por 3500 euros.
Esperamos a la grúa, sopesando cuanto nos iba a costar la reparación en Francia, y por supuesto que la íbamos a arreglar, después de todo lo vivido juntos, como no la íbamos a arreglar.
La grúa nos fue a buscar a eso de las 8 de la tarde, y claro nos la iba a llevar a un depósito para al día siguiente llevarla a un taller y poder arreglarla. Así que tuvimos que convencer al de la grúa, para que nos dejara en un estacionamiento de caravanas del pueblo para poder pasar la noche y así ahorrar los 60 euros que valía el único hotel del pueblo de 350 habitantes. Los dueños de las caravanas se quedaron bastante sorprendidos al ver llegar nuestro cochuco destrozado por delante en una grúa, y aparcar al lado suyo.
La grúa nos dejó el coche aparcado al lado de unas caravanas enormes y preciosas. Y así pasamos la noche, sin poder dormir, ya que nuestras cabezas contemplaban los diferentes planes y circunstancias que se podían dar en la mañana.
Al día siguiente la grúa nos vino a buscar y nos llevó a su deposito,para empezar a llamar a talleres de las proximidades, ya que allí no había ningún taller. Y empezó la ultima broma macabra que el destino deparaba a nuestra huertanica. Estábamos a finales de julio y en Francia los horarios y su idiosincrasia es muy particular, es decir de un montón de talleres consultados ninguno tenia tiempo de repararla, sólo uno podía ser a lo mejor, el precio de la hora de un chapista en Francia, o en esa zona en verano y con dos incautos turistas españoles, es de 60-80 eur, la hora!!!, el radiador de la scenic lleva el aire acondicionado también, unos 500 eur, el faro unos 150 eur, mas el frontal y arreglar el capo…de 4000 euros no iba a bajar, podíamos bajarla a Toulon, o a Digne les Bains, pero la grúa nos iba a costar unos 150-200 eur, y después a pelear más talleres…más tiempo y sobre todo un montón de dinero.
Pensamos después en que nos vinieran a buscar el coche desde España, pero a 1,5 euros el litro de gasoil, más la reparación del coche…imposible, así que hora a hora, sin creerlo íbamos pensando que la huertanica había acabado allí sus días de vino y rosas.
No nos lo podíamos creer aún.
Y claro, bueno a ver que nos dan por el coche, y claro, en Francia un coche del 2001, después de que en esa zona el año pasado hubo inundaciones y miles de coches se fueron al desguace, había piezas de todo, y nadie, ABSOLUTAMENTE NADIE, le interesaba nuestro coche, no nos daban nada, el cambió de papeleo de un coche español a francés son unos 500 euros, y eso no lo valía el coche…así que el destino nos dejó en un callejón sin elección…la salida para nuestra huertanica, la única y desesperada salida era destruirla, ¿increíble verdad?.
Allí económicamente, no era posible otra opción. Perdidos en un pequeño pueblo de los Alpes franceses de la Provenza, nuestra única salida razonable era firmar los papeles para que convirtieran a la huertanica en un cubo de metal, y apilarla con otros miles en montañas de chatarra. No valía ni sus llantas de aleación, ni sus asientos nuevos, ni su motor!!!!, ni sus puertas, en perfecto estado de funcionamiento…No nos lo podíamos creer…eso no estaba sucediendo. Que tipo de sociedad tenemos para despreciar de una forma tan ostentosa un vehículo, una cosa así en cualquier país fuera dela Unión Europea se hubiera reparado sin problemas, pero en nuestra sociedad incomprensible, derrochadora, despilfarradora y absurda a momentos, no había motivo.
Y noqueados por la situación, cansados de pelear tanto, fuimos siguiendo las indicaciones de nuestro seguro, nos puso un coche de alquiler para repatriarnos a España.
Ese momento, en que ya nos dimos por vencidos, fue silencioso, largo y cruel.
Todo lo que habíamos pasado y ahora se quedaba allí. Todo lo que peleamos en Egipto, en Siria, en Irán,
40.000 km por países de rutas infernales para quedar tirados por un golpe de mierda a las puertas de nuestro país, encerrados en la idiosincrasia de nuestra opulenta sociedad.
Cargamos las cosas en el coche de alquiler, callados, mirando una y otra vez nuestro cochuco y su destino… como si le hubiéramos fallado en el ultimo momento.
Al subir al coche de alquiler, mirar por el espejo retrovisor y ver como se iba haciendo pequeña nuestra por siempre huertanica, esperando su destino.
Nuestras almas no pudieron más y las lágrimas se nos deslizaron lentas y silenciosas por nuestras mejillas, la huertanica nos decía adiós con sus grandes brazos.
Nos decía que no quería volver a una vida rutinaria, que no quería que la vendiéramos a nadie, ella quería permanecer para siempre con nosotros, y si así era necesario, terminar allí sus días. Quería terminar en el cielo eterno que durante un año habíamos construido entorno y junto a ella. Callada nos dio las gracias por haberla hecho vivir aquella aventura, por haber conocido tantas rutas y paisajes. Nos dio las gracias por todo y nos dijo que ella no podía regresar. Que le gustaría que la recordásemos como una máquina mítica, como la pasieguca la moto con la que volamos por Sudamérica. Que nos ayudó a cumplir nuestro sueño, y que no le interesaba para nada la vida que le iba a quedar en España. Nos dijo que nos teníamos que comprar una furgoneta, para no pasar las estrecheces que pasamos en el mauselo de Jomeini en Teheran, ni los fríos del desierto de Bady Rum. Que nuestras vidas después de lo vivido estaban marcadas para siempre, y que jamás volveríamos a pensar igual que antes, después de lo pasado, después de lo vivido. Nos dijo que la habíamos vuelto loca, y que mucho de lo que hacíamos no lo entendió hasta este final, en donde se dio cuenta que formaba parte de una élite de máquinas que han soñado de verdad en las carreteras, viviendo revoluciones, desiertos, montañas nevadas, mezquitas, iglesias, faraones, judíos, palestinos, muros de vergüenza, sobornos, mediterráneos, regalos, ayudas, desesperaciones, barcos, esperas, gente, mucha gente…y que en la vida hubiera pensado un sendero tan alucinante como el que le tocó vivir, cabalgando con nosotros nuestro salvaje rio de la vida.
Y con todo, desapareció en la distancia, para pasar al baúl de los recuerdos apasionados, sinceros y auténticos de nuestras vidas.
Ese fue el último eslabón en nuestro viaje. Y nuestras lágrimas salían por todo, el viaje había terminado y haber conseguido aprender tanto en tan poco tiempo, durante un año.
Por ver como el destino caprichoso e inevitable iba encadenando nuestros pasos hasta hacernos llegar a España en un coche de alquiler.
Y con esta entrada, finalizamos este viaje en el blog, nos queda una entrada más, con nuestras reflexiones más interesantes apuntadas en nuestra agenda de papel a modo de epitafio, y si hay ánimo seguir escribiendo de nuestros viajes largos. En unos pocos años estaremos otra vez en la ruta sin duda. Como dice nuestro amigo Alberto, hay que estar muy loco para no viajar.
Agradecemos a tod@s, vuestros mensajes en el blog, siempre los mirábamos curiosos,
… a ver quien nos ha hecho un comentario…
Agradecemos los e.mails, las ayudas desde España, y desde el resto del mundo.
Agradecemos la entrada en el blog de cada un@ de vosotros ya que gracias a ver como subía el contador de visitas, hemos podido hacer un diario de viaje que imprimiremos y así tanta vida nos quedará escrita para siempre.
Gracias por compartir con nosotros nuestro sueño.
Ara y Alicus.
jueves, 21 de julio de 2011
Cruzando Europa, de Bari a nuestra última frontera.
sábado, 16 de julio de 2011
Regreso a Europa. Nuestra vida gitana en Grecia.
A pesar del desfalco histórico organizado por franceses, alemanes y sobre todo ingleses, como siempre los hijos de la gran Bretaña, en la cumbre del arrogante bandolerismo consentido y aceptado mundialmente, bueno pues a pesar de todo eso, tiene una magia especial, y piensas que de aquí salió el pensar y entender la vida tal y como casi lo entendemos hoy en día.
La península del Peloponeso:
Olimpia: